jueves, 11 de octubre de 2012

El Espíritu del Zen

Hasta hace poco tiempo el Budismo Zen era casi totalmente desconocido en Occidente, con excepción de unos pocos orientalistas cuyo interés por el tema era principalmente académico.
El Zen es tan definidamente distinto de cualquier otra forma de Budismo, y hasta podría decirse de cualquier otra forma de religión, que ha provocado la curiosidad de muchos que normalmente no hubieran pensado en mirar hacia Oriente en busca de sabiduría práctica.
Una vez que se provoca curiosidad, no es fácil aplacarla, pues el Zen ejerce una particular fascinación sobre las cansadas mentes de la religión y la filosofía convencionales. Desde un comienzo el Zen se aparta de toda forma de teorización, instrucción doctrinaria y formalidades desprovistas de vida; éstas son tratadas como simples símbolos de la sabiduría, y el Zen está fundado en la práctica y en una experiencia íntima, personal, de la realidad que la mayoría de las formas de la religión y la filosofía no encaran más que como una descripción emocional e intelectual. No se quiere decir con eso que el Zen es el único camino verdadero que lleva a la iluminación; se ha dicho que la diferencia entre el Zen y otras formas de religión reside en que "todos los otros caminos trepan lentamente por las laderas de la montaña, pero el Zen, al igual que un camino romano, arroja a los lados todos los obstáculos y se mueve en línea recta hacia la meta". Después de todo, los credos, los dogmas y los sistemas filosóficos son solamente ideas acerca de la verdad, del mismo modo que las palabras no son hechos sino que hablan acerca de los hechos; mientras que el Zen es una vigorosa tentativa de ponerse en contacto directo con la verdad misma, sin permitir que teorías y símbolos se yergan entre el conocedor y la cosa conocida. En cierto sentido el Zen es sentir la vida en lugar de sentir algo acerca de la vida; no muestra ninguna paciencia hacia la sabiduría de segunda mano, hacia la descripción que haga cualquier persona sobre una experiencia espiritual, o las meras concepciones y creencias. Si bien la sabiduría de segunda mano es valiosa como cartel que señala el camino, con demasiada facilidad se la confunde con el camino mismo, y hasta con la meta final. Son tan sutiles las formas en que las descripciones de la verdad pueden presentarse como la verdad misma, que el Zen es con frecuencia una forma de iconoclastía, una destrucción de las simples imágenes intelectuales de la realidad viviente, cognoscible solamente a través de la experiencia personal.
Pero es en sus métodos de instrucción donde el Zen es único. No hay en él enseñanza doctrinaria, ningún estudio de escrituras, nada de programas formales de desarrollo espiritual. Aparte de unas pocas recopilaciones de sermones de los primeros maestros Zen, que son las únicas tentativas de una exposición racional de sus enseñanzas, la casi totalidad de nuestros antecedentes de la instrucción Zen son un número de diálogos (mondo) entre los maestros y sus discípulos que parecen dedicar muy poca atención a las normas usuales de la lógica y el razonamiento sano, a punto tal que aparecen a primera vista como carentes de sentido.
Pero el Zen no trata de ser inteligible, es decir, de poder ser comprendido por el intelecto. El método del Zen es desconcertar, excitar, intrigar y agotar al intelecto hasta que se perciba que la intelección es solamente acerca de; habrá de provocar, irritar y volver a agotar a las emociones hasta que se vea claramente que la emoción es solamente sentir acerca de , y luego discurrir, cuando el discípulo haya sido sometido a una impasse intelectual y emocional, sobre cómo salvar la brecha que existe entre el contacto conceptual de segunda mano con la realidad y la experiencia de primera mano. Para lograr esto pondrá en juego una facultad más elevada de la mente, conocida como intuición o Buddhi, denominada en ocasiones "Ojo del Espíritu". Resumiendo: el Zen aspira a concentrar la atención sobre la realidad misma, en lugar de hacerlo sobre nuestras reacciones intelectuales y emocionales ante la realidad; siendo la realidad ese algo siempre cambiante, siempre creciente, que conocemos como "vida", que jamás se detiene ni por un instante para que nosotros la hagamos encajar satisfactoriamente dentro de un rígido sistema de casilleros e ideas.
Es así como cualquiera que haga la tentativa de escribir sobre Zen, tiene que enfrentarse con dificultades insólitas: no puede jamás explicar, sólo puede indicar; tan sólo puede ir planteando problemas y proporcionando indicios que, cuando mucho, apenas alcanzaran a acercar al lector a la verdad, pero en el mismo instante en que trata de llegar a una definición exacta, la cosa se le desliza de las manos, y la definición termina siendo nada más que una concepción filosófica.

حتى وقت قريب كان زن البوذية تقريبا غير معروف تماما في الغرب، باستثناء عدد قليل من المستشرقين لمصلحة من في هذا الموضوع وكان الأكاديمي إلى حد كبير.زن هو ذلك تختلف اختلافا واضحا عن أي شكل آخر من أشكال البوذية، وحتى يمكن أن يقال في أي شكل آخر من أشكال الدين، مما أدى إلى فضول الكثيرين الذين عادة لا يكون الفكر أن ننظر إلى الشرق بحثا عن الحكمة العملية.مرة واحدة يتم رفع الفضول، فإنه ليس من السهل تهدئة، كما زين له سحر خاص لعقول تعب من الدين والفلسفة التقليدية. منذ البداية زن ينحرف عن جميع أشكال التنظير والتعليم العقائدي والشكليات بلا حياة، تعامل على أنها مجرد رموز للحكمة، وتأسست ممارسة زن على من، الحميمة والشخصية الواقع معظم أشكال الدين والفلسفة لا تعالج أكثر من وصف العاطفية والفكرية. لا تقصد أن زن هو الطريق الحقيقي الوحيد الذي يؤدي إلى التنوير، على ما يقال أن الفرق بين أشكال أخرى من زين والدين هو أن "جميع المسارات الأخرى تسلق ببطء سفوح الجبل ولكن زن، مثل الطرق الرومانية، جنبا يلقي كل العقبات والتحرك مباشرة نحو المرمى. " بعد كل شيء، والعقائد، والعقائد والنظم الفلسفية مجرد أفكار حول الحقيقة، تماما كما كلمات ليست حقائق ولكن الحديث عن الحقائق، في حين أن زين هو محاولة حثيثة للاتصال العيش مع الحقيقة نفسها، دون السماح النظريات والرموز يرغين بين العارف والشيء المعروف. زن في الشعور هو شعور الحياة بدلا من الشعور شيئا عن الحياة، لا يظهر أي الصبر لالمستعملة الحكمة، لوصف أي شخص على خبرة روحية، أو مجرد تصورات والمعتقدات. بينما الحكمة هي قيمة المستعملة وعلامة نقطة الطريق، بسهولة جدا الخلط بينه وبين الطريق نفسه، وحتى الهدف النهائي. فهي طرق خفية حتى التي يمكن من خلالها تقديم وصف الحقيقة كما الحقيقة نفسها، وهذا غالبا ما يكون زن شكل من أشكال المروق، وتدمير الصور الفكرية بسيطة من واقع المعيشة، يمكن معرفته إلا من خلال تجربة شخصية .ولكنها في أساليبها للتعليم حيث زن هي فريدة من نوعها. لا مذهبي التدريس على ذلك، لا دراسة الكتب المقدسة، أي برامج رسمية من التطور الروحي. وبصرف النظر عن عدد قليل من مجموعات من الخطب الماجستير زن في وقت مبكر، والتي هي محاولات فقط في معرض الرشيد للتعاليمه، وكلها تقريبا من تاريخنا التدريس زن عدد من الحوارات (موندو) بين المعلمين وتلاميذهم التي يبدو أنها تولي اهتماما قليلا إلى القواعد العرفية للمنطق والتفكير السليم، لدرجة أن يبدو للوهلة الأولى معنى له.ولكن زن لا يجب أن يكون واضح، وهذا هو، يمكن أن يكون مفهوما من قبل الفكر. طريقة زن هو يربك، تثير، والتآمر واستنفاد الفكر حتى تسمع أن التعقل هو فقط حوالي على إثارة، وتهيج العواطف مرة أخرى تستنفد حتى يروا بوضوح أن تشعر العاطفة فقط عن من، واستنباط ذلك الحين، عندما تعرضت التلميذ إلى طريق مسدود الفكرية والعاطفية بشأن كيفية سد الفجوة بين المستعملة الاتصال مع الواقع النظري والتجربة المباشرة. وسوف تلعب لتحقيق هذا أعلى هيئة التدريس للعقل، والمعروفة باسم الحدس أو Buddhi، التي تسمى أحيانا "عين الروح." باختصار: زن يهدف إلى تركيز الانتباه على الواقع نفسه، وليس على ردود الفعل لدينا الفكرية والعاطفية إلى واقع كونها حقيقة أن شيئا ما يتغير دائما، وتزايد دائما، ونحن نعلم بأنه "الحياة"، أن لا يتوقف أبدا لا للحظة واحدة بالنسبة لنا للقيام تناسب مرض داخل نظام صارم من خزائن والأفكار.وبالتالي أي شخص يقدم محاولة للكتابة عن زن، أن تواجه صعوبات غير عادية: لا يمكن أبدا أن يفسر، يمكن أن تشير فقط، ولكن لا يمكن إلا أن تثير مشاكل وتقديم أدلة على أن، في أحسن الأحوال، يكفي بالكاد لجلب القارئ إلى الحقيقة، ولكن في اللحظة التي يحاول التوصل إلى تعريف دقيق، فإن الأمور تفلت من جهة، وتعريف ينتهي به الأمر ليس أكثر من مفهوم فلسفي.






lunes, 8 de octubre de 2012

La felicidad viene del interior

La búsqueda de la felicidad en el mundo material es la causa del sufrimiento y de la falta de espacio interior. Esto afecta no solo al individuo, también a la sociedad en general. A causa de la búsqueda de la felicidad en las cosas externas, el amor auténtico ha desaparecido de la humanidad. Paz y alegría han desaparecido de la vida familiar. La gente ha perdido su capacidad de amar y servir a los otros con el corazón abierto. Maridos que desean otra mujer, esposas que desean otro hombre. Esto ha ido tan lejos que en su excesivo deseo de placer hay hombres que olvidan que sus propias hijas son sus hijas. Incluso el concepto de relación hermano - hermana se derrumba. Millares de niños son asesinados. La razón de todo este mal en el mundo de hoy se halla en el concepto erróneo de que la felicidad se encuentra en el exterior.
La gente busca la felicidad en cosas cuya naturaleza esencial no dan la felicidad en absoluto. Van de un objeto a otro. Pensar que podemos alcanzar la felicidad en algo externo, es solo una ilusión de la mente. En realidad no existe felicidad en ninguna circunstancia externa. La felicidad que ansiamos está dentro de nosotros. Dios nos ha dado un cuerpo, sentidos e inteligencia, justo para que aprendamos esta lección y busquemos la fuente auténtica de la bienaventuranza. Si utilizamos nuestros sentidos indiscriminadamente solo hallaremos sufrimiento en lugar de la felicidad que esperamos.
Para aquellos que solo ansían placeres egoístas y vivir sin contención, el resultado será la ruina. Es natural que deseos y emociones surjan en la mente, pero la contención es necesaria. Es natural tener hambre pero no comemos cualquier cosa comestible que veamos. Si así fuera nos pondríamos enfermos. Del mismo modo, el ansia excesiva de placeres conduce al sufrimiento. Pero la gente no se da cuenta de esto. El placer de los sentidos viene de dentro. La gente corre frenéticamente detrás de la felicidad externa hasta que se derrumban en un estado de sufrimiento y desesperación. Se levantan, corren de nuevo y de nuevo caen. Si vamos solamente en busca de placeres externos no encontraremos paz en la vida. Debemos aprender a mirar hacia dentro pues ahí es donde se encuentra la felicidad auténtica. Pero no encontraremos esa bienaventuranza hasta que evitemos esos saltos externos de la mente, hasta que la aquietemos. En el fondo del océano no hay olas. Igualmente os daréis cuenta de que la mente se calma automáticamente cuando nos sumergimos en sus profundidades. Ahí solo hay bienaventuranza.