miércoles, 23 de junio de 2010

VICENTE GONZALEZ
















El Carancho del Monte

No tenemos un retrato de Vicente Gonzalez, pero algunos testimonios lo describen “de nariz aguileña y ojos penetrantes”, loque le hizo ganar el mote de “Carancho del Monte”, circunstancia que lejos de ofenderlo, lo tomó con humor. Él mismo, en carta a Rosas, le expresa de puño y letra:
“Que el rey nuestro señor, se ha servido hacerme marqués de la Calavera y majestad Caranchísima de la Guardia del Monte. Prevengo esto porque ignoro si V.E. ha hecho el debido reconocimiento en el ejército de su mando”.
A su vez Rosas, siguiendo la humorada de Vicente González, el 1° de noviembre de 1833, en carta desde el río Colorado durante la Expedición al desierto, luego informarlo y aconsejarle sobre de distintas cuestiones, se despide de don Vicente:
“Con mis voto por su salud, y expresiones al Marqués de las Calaveras y Majestad Caranchísima, reciba V. el cariñoso a Dios de su amigo, Juan Manuel de Rosas” (Cartas de J.M.de Rosas, t.I.p.310)
Vicente González nació a finales del siglo XVIII en Montevideo, siendo hijo de Roque González, antiguo funcionario de las cajas reales.
Hizo sus primera armas durante las invasiones inglesas, dedicándose luego a su profesión de sastre, hasta que en 1811 se incorpora nuevamente a las armas en el ejército sitiador de Montevideo.
Nombrado capitán de milicias en 1811, acompaña al entonces coronel Rondeau en la campaña del ejercito del Norte, jefe del Regimiento de Dragones. En 1821 pide la baja del ejército y en 1824 es “pulpero” y Juez de Paz de San Miguel del Monte.
A partir de entonces actúa como representante político de Juan Manuel de Rosas, con quien mantuvo una fiel amistad y frondosa correspondencia.
La opinion de Saldías
El Dr. Adolfo Saldías, dice de él:
“Franco, bondadoso y servidor de quien lo necesitase, se trajo la buena voluntad acariñada de los habitantes de la campaña donde residía. Esto no obstaba a que su propia autoridad practicase una limpieza policial en los vecindarios, engrosando el regimiento que mandaba, con los vagos y mal entretenidos que le temían, y quienes encontrando en el óvalo largo y descarnado, en la nariz encorvada y puntiaguda y en los ojos vivos y penetrantes de D. Vicente, los perfiles característicos del carancho, dieron en llamarle “Carancho del Monte”; apodo pintoresco que variaban algunos de sus íntimos llamándole familiarmente “Don Carancho”, sin que por esto ni por cosas mayores se alterase la habitual bonhomía de D. Vicente”.


The Mount Carancho

We have a portrait of Vicente Gonzalez, but some accounts describe him "an aquiline nose and piercing eyes," foulbrood earned him the nickname "Carancho del Monte", a fact that far from being offended, took it with humor. He himself, in a letter to Rosas, he expresses in his own handwriting:
"That the king our lord, has served me Marquis of Skull and majesty Caranchísima Guard Mount. Warn that because I know not whether V.E. has been duly recognized in the military under his command. "
Rosas in turn, following the joke of Vicente González, 1 November 1833, in a letter from the Colorado River during the expedition to the desert, then inform and advise on various issues, says goodbye to Don Vicente:
"With my vote for her health, and expressions to the Marquis of Calaveras and Caranchísima Majesty, receive V. the loving God of his friend, Juan Manuel de Rosas "(Letters of JMde Rosas, tIp310)
Vicente Gonzalez was born in the late eighteenth century in Montevideo, the son of Roque Gonzalez, a former official of the royal coffers.
He made his first weapons during the British invasion, dedicated to his profession then tailor, until in 1811 he joined arms again in the besieging army of Montevideo.
Appointed captain of militia in 1811, he accompanied the then-colonel in the campaign Rondeau Northern Army, chief of Dragoons. In 1821 calls for the army and in 1824 was "grocer" and Justice of Peace of San Miguel del Monte.
From then acts as the political representative of Juan Manuel de Rosas, who remained a faithful friend and leafy correspondence.
The opinion of Saldías
Dr. Adolfo Saldías, says of him:
"Franco, kind and server who needed it, was brought mite goodwill of the inhabitants of the campaign where he lived. That did not prevent his own authority police practiced cleansing in neighborhoods, swelling the regiment under his command, with the vague and ill entertaining than feared, and those found in the oval long and skinny, nose and curved and pointed lively and penetrating eyes of D. Vicente, the profiles characteristic of carancho, were to call him "Mount Carancho" colorful nickname varying some of his close family-calling him "Don Carancho" without this or that greater things were altered by the usual bonhomie of D. Vicente. "