jueves, 23 de agosto de 2012

El sentimentalismo y la emoción engendran crueldad




Uno puede ver que ni la emoción ni el sentimentalismo tienen lugar alguno que esté relacionado con el amor. El sentimentalismo y la emoción son tan sólo reacciones de agrado o desagrado. Usted me agrada y soy terriblemente entusiasta a su respecto; me gusta este lugar, ¡oh!, es hermoso y todo lo demás, lo cual implica que no me gusta el otro lugar, etc. Así, el sentimentalismo y la emoción engendran crueldad. ¿Lo han observado alguna vez? La identificación con el paño llamado bandera nacional es un factor emocional y sentimental, y por ese factor están ustedes dispuestos a matar a otro ser humano; ¿a eso lo llaman amor por el país, amor al prójimo...? Uno puede ver que donde intervienen el sentimentalismo y la emoción no hay amor. El sentimentalismo y la emoción son los que engendran la crueldad del agrado y el desagrado. Y uno puede ver también que donde hay celos, no hay amor, es obvio. Digamos que estoy envidioso de usted porque tiene una posición mejor, un mejor trabajo, una casa mejor, luce más atractivo, más inteligente, más despierto, y yo siento celos de usted. De hecho, no digo que estoy celoso, pero compito con usted, lo cual es una forma de celos, de envidia. Por lo tanto, la envidia y los celos no son amor, y los elimino. No sigo hablando acerca de cómo eliminarlos y mientras tanto continúo siendo envidioso; los elimino realmente, como la lluvia lava el polvo de muchos días acumulado sobre una hoja; simplemente, los lavo y termino con ellos.
5 de mayo; Obras Completas de J. Krishnamurti - Vol. XVII