viernes, 16 de mayo de 2014

EL HOMBRE MODERNO

 "El hombre moderno es un fenómeno muy nuevo. Ningún método tradicional puede utilizarse porque el hombre moderno no ha existido antes. Así, en cierta forma, todos los métodos tradicionales se han vuelto irrelevantes.

Por ejemplo, el cuerpo ha cambiado mucho. Está tan contaminado que ningún método tradicional puede ayudarlo. Toda la atmósfera es ahora artificial: el aire, el agua, la sociedad, las condiciones de vida. Nada es natural. Tú has nacido artificial, te has desarrollado en esto. Así los métodos tradicionales pueden hacer daño actualmente. Deben ser cambiados de acuerdo a la situación moderna.

Otra cosa: la cualidad de la mente ha cambiado básicamente. En los días de Patanjali (el comentarista más famoso del yoga), el centro de la personalidad humana no era el cerebro; era el corazón. Antes de esto, no era el corazón. Estaba más abajo, cerca del ombligo. El centro se ha ido lejos del ombligo. Ahora, el centro es en el cerebro. Por esto han aparecido enseñanzas como las de Krishnamurti, ningún método, ninguna técnica es necesaria sólo entendimiento. Pero si este entendimiento es sólo verbal, sólo intelectual, nada cambia, nada es transformado. Se convierte otra vez en acumulación de conocimiento.

Yo utilizo métodos caóticos más que los sistemáticos porque un método caótico es de mucha ayuda para empujar el centro abajo del cerebro.El centro no puede ser empujado a través de un método sistemático porque la sistematización es trabajo del cerebro. A través de un método sistemático el cerebro es más fuerte; recibe más energía. A través de un método caótico el cerebro se anula. No puede hacer nada. El método es tan caótico que el centro es empujado automáticamente del cerebro al corazón. Si tú practicas mi método de la Meditación Dinámica vigorosamente, de manera no sistemática, caóticamente, tu centro se mueve al corazón. Se da entonces una catarsis.

La catarsis es necesaria porque tu corazón ha sido muy reprimido, debido a tu cerebro. El cerebro ha tomado mucho de tu ser por lo cual te domina. No hay espacio para el corazón, los anhelos del corazón son reprimidos. Tú nunca te has reído desde el corazón, nunca has vivido desde el corazón, no has hecho nada desde el corazón. El cerebro siempre viene a sistematizar, a hacer las cosas matemáticamente, el corazón es reprimido. Así, primero un método caótico es necesario para empujar el centro de conciencia del cerebro al corazón.

La catarsis es necesaria para descargar el corazón, para sacar afuera las supresiones, para abrir el corazón. Si el corazón se vuelve liviano y sin cargas, el centro de conciencia es empujado más abajo; llega al ombligo. El ombligo es la fuente de la vitalidad, la fuente de la semilla de la cual todas las cosas vienen: el cuerpo, la mente y todo.

Yo utilizo este método caótico considerablemente. Los métodos sistemáticos no son de ayuda actualmente, porque el cerebro los utiliza como su propio instrumento. El cantar bhajans tampoco ayuda ahora, porque el corazón está tan cargado que no puede florecer en un canto real. La conciencia debe ser empujada abajo hacia la fuente, a las raíces. Solo allí es posible la transformación. Por eso yo utilizo métodos caóticos para empujar la conciencia abajo del cerebro.

Cuando tú estas en caos, el cerebro no trabaja. Por ejemplo, si tú estas manejando el automóvil y repentínamente alguien corre en frente tuyo, tú reaccionas tan súbitamente que el cerebro no puede trabajar. El cerebro necesita tiempo. El piensa qué hacer y qué no hacer. Así, cada vez que hay una posibilidad de accidente y pisas el freno, sientes una sensación cerca de tu ombligo, como si tu estómago estuviera reaccionando. Tu conciencia es empujada abajo hacia el ombligo por el accidente. Si el accidente pudiera ser calculado antes, el cerebro sería capaz de manejarlo; pero cuando estás en un accidente, algo desconocido sucede. Entonces te das cuenta que tu conciencia se ha movido hacia el ombligo.

Si tú le preguntas a un monje Zen, "¿Desde dónde piensas?", él coloca sus manos en el ombligo. Cuando los Occidentales por primera vez entraron en contacto con monjes Japoneses no podían entender. "¡Esto no tiene sentido! ¿Cómo puedes pensar desde el ombligo?".

Pero la respuesta Zen tiene mucho significado. La conciencia puede utilizar cualquier centro del cuerpo, el centro que está más cerca de la fuente origonal es el ombligo. El cerebro es el más alejado de la fuente, si la energía vital se mueve hacia fuera, el cerebro se convertirá en el centro de conciencia . Si la energía vital se mueve hacia adentro, en últimas el ombligo se convertirá en el centro.

Los métodos caóticos son necesarios para empujar la conciencia a la raíz, porque sólo en las raíces la transformación es posible. De otra manera irás verbalizando y no habrá transformación. No es suficiente sólo saber qué es lo correcto. Tienes que transformar las raíces; de otra manera no cambiarás.

Cuando una persona sabe qué es lo correcto y no puede hacer nada, se vuelve doblemente tenso. El entiende, pero no puede hacer nada. El entendimiento es significativo sólo cuando viene de tu ombligo, de las raíces. Si entiendes desde el cerebro, no habrá transformación.

Lo supremo no puede ser conocido desde el cerebro, porque cuando estás funcionando desde el cerebro estás en conflicto con la raíz de la cual has venido. Todo tu problema es que te has movido lejos del ombligo. Tú has venido desde el ombligo y morirás a través de él. Uno tiene que volver a las raices. Pero el volver es difícil, arduo.
Los métodos tradicionales son atractivos porque son muy viejos y mucha gente realizó su potencial a través de ellos en el pasado. Puede que para nosotros sean irrelevantes, pero no fueron irrelevantes para Buda, Mahavira, Patanjali o Krishna. Fueron significativos, de ayuda. Los métodos viejos pueden no tener significado actualmente, pero como Buda logró su potencial a través de ellos tienen una atracción. Los tradicionalistas piensan: "Si Buda lo logró a través de estos métodos, porque yo no?".

Todos juntos estamos en una situación nueva. Toda la atmósfera, toda la esfera de pensamiento ha cambiado. Todo método es orgánico a una situación particular, a una mente particular, a un hombre particular. El hecho de que los métodos antiguos no trabajen no quiere decir que ningún método sea útil. Sólo quiere decir que los métodos mismos deben cambiar. Como yo veo la situación, el hombre moderno ha cambiado tanto que necesita métodos nuevos, técnicas nuevas."
OSHO

jueves, 15 de mayo de 2014

NO SE PUEDE BUSCAR LA VERDAD



 LA REALIDAD está justo ahí siempre esperando cerca de tu corazón, cerca de tus ojos, cerca de tus manos. Puedes tocarla, puedes sentirla, puedes vivirla; pero no puedes pensarla. Se puede ver, se puede sentir, se puede tocar; pero no se puede pensar.
Intenta entender la naturaleza del pensamiento. El pensamiento siempre es acerca de, nunca es directo. Puedes ver la realidad, pero si piensas en ella tendrá que ser acerca de y ese «acerca de» es la trampa, porque cuando piensas acerca de algo ya te has alejado de ello. «Acerca de» quiere decir indirectamente. «Acerca de» quiere decir que no verás la flor aquí y ahora, que pensarás acerca de ella, y ese «acerca de» se convertirá en una barrera. A través de este «acerca de» nunca llegarás a esta flor.
Ver es algo directo, tocar es algo directo; pero pensar es algo indirecto. Es por eso que el pensar no toca la realidad. Un amante puede conocer la realidad, hasta un bailarín puede conocerla, un cantante puede sentirla, pero un pensador, sigue sin tocarla.
He oído acerca de un filósofo judío. Él era un campesino ordinario pero muy filosófico. Se llamaba Yossel. Pensaba acerca de todo, como suelen hacer los filósofos. Le era muy difícil hacer nada porque el pensar llenaba todo su tiempo, y cuando por fin estaba listo ya había pasado la oportunidad.
Una vez fue al mercado de una aldea cercana, para vender su trigo. Le dijo a su esposa: «En cuanto haya vendido el trigo, te mandaré un telegrama».
Vendió el trigo obteniendo una gran ganancia, y luego fue a mandar el telegrama; fue a la oficina de correos, relleno el impreso de envío, y empezó a pensar en que poner.
Escribió: «Trigo vendido provechosamente. Llego mañana. Amor y besos, Yossel».
Entonces empezó a pensar, y pensó: «Mi esposa se va a creer que me he vuelto loco. ¿Por qué “provechosamente”? ¿Acaso vendería el trigo con pérdidas?». Así que tachó la palabra “provechosamente”. Entonces se preocupó más aún, porque si había cometido un error con una palabra, puede que hubiera cometido otros errores. Así que volvió a leerlo parándose a pensar en cada palabra. Y pensó: «¿Por qué poner: “llego mañana”?. ¿Acaso voy a regresar el mes que viene? ¿El año que viene? Ella ya sabe que voy a regresar tan pronto como haya vendido el trigo». Así que tachó las palabras “llego mañana”.
Más tarde pensó: «Mi esposa también sabe que he venido a vender el trigo, ¿entonces para que escribir: “Trigo vendido”? Y también tachó eso.
Entonces se echó a reír y dijo: «Le estoy escribiendo a mi propia esposa, ¿para qué le voy a poner “amor y besos”? ¿Acaso le estoy escribiendo a la esposa de otro? ¿Acaso es su cumpleaños o algo por estilo?». Y también tachó eso.
Ya sólo quedaba su nombre: Yossel. Y se dijo a sí mismo: «¿Yossel, te has vuelto loco? Tu mujer ya sabe tu nombre». Así que rompió el telegrama, contento de haberse ahorrado un dinerillo y algunas palabras sin sentido.
Pero así es como son las cosas: si vas pensando «acerca de», te pierdes la vida entera; poco a poco vas tachándolo todo. Y al final hasta tú acabas tachado; no solamente quedan tachadas las palabras, si no que al final hasta tú quedas tachado. El pensar se convierte en humo; todo se vuelve humo y se acaba.
Hacer algo se vuelve imposible; ni siquiera puedes mandar un telegrama. La acción se vuelve imposible porque es algo directo y el pensar es algo indirecto. Nunca se encuentran.
Este es el problema en el mundo. La gente que piensa, nunca actúa; y los que no piensan, actúan. El mundo es un caos. Los estúpidos continúan actuando porque nunca piensan, se meten de cabeza en todo. Los Hitlers, los Napoleones, los Maos, siempre están haciendo cosas, y la gente sabia, los llamados pensadores; Aristóteles, o Kant, o Hegel; siempre están pensando, y nunca hacen nada.
El problema para un hombre que busca la realidad es como parar el circulo vicioso del pensar, y aún así ser consciente. Porque los estúpidos tampoco piensan, pero no son conscientes. Sé consciente; la energía que va al pensar tiene que volverse consciencia. La consciencia que se mueve en un círculo vicioso al pensar tiene que conservarse, tiene que purificarse. El pensar tiene que parar, el girar de la consciencia tiene que parar, pero la consciencia no. La consciencia tiene que cristalizarse y la acción tiene que permanecer, la acción no debe parar.
Al unir la consciencia y la acción inmediatamente alcanzas la realidad. Y no sólo tú; sino que crearás una situación en la que otros también podrán encontrar la realidad. Te convertirás en el ambiente, en el clima alrededor del cual las cosas empezarán a ocurrir. Esto es lo que ocurrió con Budha, con Sosan, con Chuang Tzu.
Recuerda: la acción es buena; el pensar es un círculo vicioso, nunca te lleva a ninguna parte. Así que hay que dejar de pensar pero no de actuar. Hay gente que continuará pensando; dejará de hacer. Eso es lo que ocurre cuando una persona renuncia a la vida, se va al bosque, a los Himalayas. Renuncia a la acción, no al pensar. Renuncia al mundo en el que se necesita la acción. Renuncia a la propia realidad, porque es a través de la acción que te pones en contacto con la realidad. Ver es una acción, moverse es una acción, danzar es una acción, pintar es una acción. Cuando haces cualquier cosa, sea lo que sea, te pones en contacto con la realidad.
Tienes que volverte cada vez más sensible en tu hacer. No hay que renunciar a la acción; la acción tiene que estar totalmente presente, porque ese es el puente a través del cual tú te mueves en la realidad y la realidad se mueve en ti. Intenta comprenderlo, porque esto es algo muy básico; básico para mí: renuncia al pensar, no renuncies a la acción.
Hay gente que piensa y piensa, hay gente que renuncia a actuar. ¿Pero qué van a hacer en los Himalayas? Allí toda la energía, al no ser usada en la acción, se irá al pensamiento. Se harán grandes filósofos. Pero la filosofía es una tierra de tontos; se vive en palabras, no en realidades. El amor desaparece, sólo queda la palabra «amor». Dios desaparece, él estaba en los campos, en el mercado, en el mundo, y ahora tan sólo queda la palabra «Dios». Las acciones desaparecen y sólo quedan los conceptos. Tu cabeza se convierte en todo tu ser.
Evítalo. Nunca renuncies a la acción, renuncia solamente al pensar. Pero si renuncias al pensar cabe la posibilidad de que te vuelvas inconsciente o de que te conviertas en un estúpido. Puede que empieces a hacer cualquier cosa, puesto que ahora no sabes que hacer, y tampoco piensas. Puedes volverte loco. Uno tiene que renunciar a pensar, pero no tiene que hacerse menos consciente, más inconsciente. Al contrario, tienes que hacerte más consciente.
En esto consiste todo el arte de la meditación: en cómo estar totalmente en la acción, cómo renunciar al pensar, cómo convertir la energía que se iba en pensar en consciencia.
Va a ser algo muy delicado y sutil, porque si das un sólo paso en falso caerás en la ignorancia infinita.
ES FÁCIL dejar de pensar, pero entonces te dormirás. Esto es lo que ocurre cada día en los momentos de sueño profundo: renuncias, dejas de pensar; pero entonces dejas de estar presente, abandonas la consciencia. Tu consciencia se ha identificado enormemente con el pensar, así que, siempre que dejas de pensar, caes en coma.
Y ese es el problema. Uno tiene que dejar de pensar y al mismo tiempo no caer en coma, porque el coma no te llevará a la realidad. Al volverte inconsciente no vas a la realidad, simplemente te duermes: el consciente se ha disuelto en el inconsciente. Y tiene que ocurrir justo lo contrario: el inconsciente tiene que disolverse en el consciente. Si el consciente cae en el inconsciente, tú caes en un coma, y si el inconsciente penetra en el consciente y se convierte en el propio consciente, te iluminas, te conviertes en un Budha, en un Sosan.
Y es muy fácil ayudar a la consciencia a que caiga en la inconsciencia, porque la consciencia es una parte muy pequeña. Una décima parte de tu ser es consciente, y las nueve partes restantes son inconscientes. Sólo una pequeña parte se ha vuelto consciente, y hasta esa parte está siempre oscilando. Puede caer en cualquier momento, es muy fácil.
Así es como ocurre cuando te intoxicas: tomas alcohol, y la consciencia cae en la inconsciencia. De ahí la atracción hacia el alcohol a través de todos los tiempos y en toda clase de climas y países. Esto es lo que ocurre cuando tomas cualquier droga: la consciencia cae en la inconsciencia.
Es hermoso porque se deja de pensar. Dormir es hermoso, tienes muchos sueños. Y si eres un buen soñador entonces la droga te dará hermosos sueños; fantásticos, más coloridos que cualquier otro sueño, más luminosos. Te vas al paraíso, al mundo de los sueños, pero no vas a la realidad.
El LSD, la marihuana, la mezcalina o cualquier otra droga, solamente te producen un buen dormir, y al dormir bien, sueñas. Esos sueños están llenos de color, y tu vida es tan pobre y está tan llena de sufrimiento que prefieres vivir esos sueños a vivir en esta miserable vida. Preferirías (si esta fuera la única elección) vivir en un hermoso sueño antes que vivir en esta vida miserable. Esta vida es como una pesadilla. Aunque lo único que te de la droga sea un sueño luminoso, lleno de color, tridimensional, ¿por qué no tomarla? Porque ¿qué hay en esta vida? Y como la vida es tal caos prefieres los sueños.
Las drogas, el alcohol, o cualquier otra clase de intoxicantes, han sido usados siempre por la gente religiosa. Pero a través de ellos nunca se alcanza la realidad. A través de ellos caes en un estupor, en un coma. Y en este coma puedes soñar.
Y si has estado pensando mucho en Dios, puedes ver a Dios, porque puedes proyectar tus propios sueños. Los sueños se pueden guiar, dirigir. Si has estado pensando mucho en Cristo, entonces bajo la influencia de la droga se te aparecerá Cristo. Es tu propia mente jugando contigo. Si has estado muy apegado a Krishna entonces ahí estará él, de pie, con la flauta en sus labios, bailando y cantando. Si un hindú, un devoto de Krishna, toma LSD, verá a Krishna, y un cristiano verá a Jesús, y un budista a Budha; pero eso tan sólo son proyecciones de la mente.
La realidad es miserable pero no persigas sueños, porque si eso es lo que quieres sólo hay una manera de hacerlo: ayudar a la consciencia a volverse inconsciente de nuevo.
Una pequeña parte ha salido de la inconsciencia, y esa es la belleza del ser humano. La agonía y el éxtasis de haberse convertido en una isla en medio de la inmensidad de la inconsciencia, pero esta es su belleza. Esta isla tiene que crecer más y más hasta convertirse en un continente. A través de las drogas se sumergirá de nuevo bajo el agua, vivirás de nuevo como los animales, o como los árboles; hermosos en sí mismos, pero no digno de ti, porque de esta forma pierdes mucho. Y podrías haber alcanzado la realidad; esta isla podría haberse convertido en un continente.
Pero esto no ocurre solamente con las drogas; existen también otros medios sutiles para hacer que el consciente se vuelva inconsciente. Por ejemplo a través de la música, a través de cánticos. Si repites un mantra continuamente te dormirás, porque cualquier cosa monótona te llevará al coma.
Existen medios sutiles, aparentemente diferentes a las drogas. Se usan en todos los templos, en todas las iglesias; y en los templos y en las iglesias están en contra de las drogas, sin darse cuentas de lo que están haciendo. También allí se está usando una droga muy sutil, no tan burda como el LSD o la marihuana, pero aún así es una droga; porque al repetir una cierta palabra continuamente, te produce sueño, no puede darte otra cosa.
Te relajas. El mismo canturreo te produce un profundo aburrimiento. Al repetir la misma palabra (ram, ram, ram) una y otra vez... ¿Que otra cosa podría ocurrir? Porque la mente solamente permanece atenta si ocurre algo nuevo, si no la mente se va a dormir. Si está ocurriendo algo nuevo, la mente está alerta. Si no ocurre nada nuevo, sólo ram, ram, ram, un canturreo, y tú sabes que va a seguir así, infinitamente, la mente empieza a dormirse.
Todas las madres lo saben. Cuando el niño no se duerme le repiten algún estribillo, muy simple, de dos o tres palabras, y lo repiten una y otra vez; una canción de cuna. Se convierte en un mantra y el niño se duerme. A la mente le ocurre lo mismo (no importa que seas un niño o un anciano) a la mente se la pone a dormir con canciones de cuna, pero el proceso es el mismo.
Hay que parar el pensar, pero no volviéndose inconsciente. Hay que parar el pensar haciéndose más consciente, más alerta, más atento, dándose uno más cuenta, para que la energía que se pone en el pensar se mueva hacia ser consciente, y surja en ti un testigo. Así que recuerda, no hay que parar el pensar a través de cánticos, sino convirtiéndose en un testigo del proceso del pensar; mirándolo, observándolo, siendo un observador en la distancia, siendo alguien que observa desde lo alto, desde la colina, mirando, viendo...
Si miras y penetras profundamente en las palabras, empezarán a desaparecer. Se formará un lapso, un intervalo. Las nubes desaparecerán y se verá el cielo azul. Entonces estarás alerta, sensible; no en coma. Se disolverá más inconsciencia en la consciencia; tu llama crecerá, más alta, más viva, y podrás ver más, tocar más, oler más. Y tus acciones desarrollarán una nueva cualidad, la cualidad de la divinidad.
Cuando un Budha te toca, su forma de tocar es diferente. Tú también tocas, también tú sientes algunas veces la diferencia. Tocas a un hombre de una forma casual, le das la mano pero él no está presente. Sientes que su mano está muerta, cerrada; te saluda con una mano muerta. Puedes sentir que te han dado la mano pero que no te la han dado. Que ha sido algo diplomático. La mano no estaba viva, no tenía calor, no se encontraba y se fundía con la tuya. En cambio otras veces te dan la mano con amor, y entonces hay una fusión, la energía fluye a través de esa mano, es una apertura. A través de la mano el ser viene a encontrarse contigo. Es cálida, está viva, confía en ti.
Cuando un Budha te toca, es absolutamente distinto, la cualidad ha cambiado. Porque siempre que la consciencia es total, absoluta, todas las acciones se vuelven totales. Cuando él toca, todo su ser se convierte en tacto. No es ninguna otra cosa. Todo su ser está en el tacto, todo su ser fluye en él. No está en ningún otro lugar más que en el tacto.
En ese momento él no es ni ojos ni oídos; en ese momento todo su ser se transforma en tacto. Se vuelve todo tacto, y tú te sentirás iluminado a través de su tacto; una energía se ha movido en ti. Si no estás preparado para ello puede que hasta te disturbe. Si estás preparado, entonces lo disfrutarás, te maravillará.
Cuando un Budha te mira todo su ser se convierte en ojos. No puede ser de otra manera, porque él no está dividido en su interior. Cuando tú miras, tu miras y a la vez haces muchas otras cosas. El pensar prosigue, y por eso tú estás dividido. Tus ojos no son totales.
Cuando un Budha te mira sus ojos son totales. Son como un sol brillante. Te penetran, hacen un agujero en tu ser, van directamente a tu corazón. Si le dejas, nunca serás el mismo otra vez. O por el contrario, puedes permanecer cerrado y él no podrá penetrarte. Aunque te toque, tocará un cadáver; puedes quedarte cerrado.
Cuando la consciencia está presente, y hay acción, la consciencia y la acción se vuelven una totalidad.
Ahora intenta comprender estas palabras, son muy hermosas.
osho